21.3.11

Bueno, para descontracturar un poco, este post va dedicado a mi servicio público más asiduo desde que empecé la facultad... el tren.
Hay hay hay... si la nuestra será una relación amor odio querido mío... pero once y cuerto salí! Puede ser posible que me clave media hora esperando porque cancelan el que me correspondía tomar? Llegué a casa a la una, sintiendome muy miserable... para mi sos el mejor, no dependemos de los semáforos ni del tráfico, pero ¿por qué me fallas así? Es necesario que sepas que rompés mi corazón.
Salir con MEDIA hora de anticipación, levantándome a las seis de la mañana por si el tren se cancela o retrasa, ya es lo cotidiano.
Cuando tenemos un andén infinito, sólo contamos con cuatro A LO SUMO cinco vagones donde nos encontramos todos apachurrados. En verano te morís de calor, en invierno resulta que tienen aire acondicionado y lo suben al máximo y llegás a destino con una pulmonía.
De los personajes del tren podemos sacar varias observaciones; primero el inválido que todos los días desde hace 8 años, le faltan exactamente $8340.25 ctvs para su operación... pobre muchacho! No juntó ni cinco centavos de más... hijo de su madre.
El acento característico de los vendedores... a veces pienso que hacen algún cursillo pre-lanzamiento al marketing trenero, porque VAAMOS! Todos absolutamente venden sus productos con el mismo acento... un acento indescriptible, totalmente distinto a todos los demás acentos que en tu vida puedas encontrar (incluyendo los vendedores de playa, de los cuales habría que hacer otro post), imagino que son personas altamente calificadas que con datos estadísticos nos introducen a los beneficios inimaginables de comprar... una lapicera, unos chicles, una tijera o un set de bordado.
Dentro de los pasajeros, me genera desazón darme cuenta del pibito que se hace el dormido para no ceder su asiento, pero creo que más que nada, lo que me saca de mis casillas es el alto ejecutivo peleando como un niño por un asiento... por Dios! Sí, el futuro es un desastre con los idiotas que estan los pendejitos... pero pensé que quedaban varios hombres todavía de la vieja generación! Mujeres paradas, viejas y viejos parados, nene paraditos con sus piernitas, y el tipo ahí como un duque.
Igualmente ojo eh! No nos dejemos engañar! Cristian llega con su hijo de cinco años Tomás, y muy amablemente me levanto para dejarlo sentar a Tomasito. Acto seguido, Cristian mirando a mi ex compañero de asiento, y pidiendole que "le ceda el asiento" ¿¡¿¡¿estamos todos locos?!?!?! ¿Desde cuándo un tipo por el simple hecho de ser padre tiene alguna incapacidad que le impida viajar parado en el atestado tren? ¿Desde cuándo el término "ceder" pasó de ser un acto voluntario a una obligación dada por la petición? Es decir, yo estoy sentada. Se para delante mío una señora, y yo SI QUIERO voy a proceder a cederle el asiento. La señora no puede decir "cedeme el asiento" WTF!?. No me refiero en el caso de la pobre señora, pero el hecho es que hay personas de aspecto generalmente sospechoso muy propensa a este tipo de actitudes.
C' est la vié, a ver si en el transcurso de estos cinco añitos das un giro inesperado, vos y esta sociedad, y termino la carrera sin poder decir ni MU al respecto del tema.

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