No me preguntes por qué lloro, no me lo preguntes, pues ni yo sabré contestarte ni tu comprenderme. Hay deseos que se ahogan en nuestra alma de mujer sin que los revele más que un suspiro; ideas locas que cruzan por nuestra imaginación sin que ose formularlas el labio. Te lo ruego, no me preguntes la causa de mi dolor.
31.8.09
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