Que llueva que llueva la vieja está en la cueva! Los pajaritos cantan, la vieja se levanta!.. Mañana no curso jojojo igual me tengo que levantar a estudiar pero cabe destacar que sean las seis de la mañana, escuche lluevia y pueda seguir durmiendo un par de horas más, es algo impagable.
Un temita importante respecto a esto, y se darán cuenta de que es una asignatura reiterativa de mi vida, es el transporte.
Hoy: el subte.
El subte es el fiel amigo que te ahorra el tránsito insoportable a las doce del mediodía cuando estás en pleno centro y viajás en un colectivo modernísimo que va a dos por hora (metete lo moderno en el cu%#), pero que indefectiblemente, no nos hace safar de ese otro factor super importante en horas picos: la gente.
Gracias a Dios pasan cada dos minutos más o menos, pero sabés que viajar a las cinco de la tarde es sinónimo de voy-a-recibir-más-apoyadas-que-molinete-de-subte (ya que estamos). Lo peor es que vos entrás en el misma puerta que ellos entraron una estación antes, con el subte hasta las manos como en este mismo instante, pero te miran con la mejor cara de "estás cometiendo la desubicación de tu vida, ¿no ves que ya no entramos más?". Los que suben, muy probablemente quieran entrar sin dejar bajar logicamente primero a los que liberan el espacio que pretenden ocupar, desesperados, con cara de momento de pánico. Y en ese mismo momento, de subte literalmente explotado, el subte arranca de una estación, y un sujeto que definitivamente no entendió el entorno en el cual se encuentra te pregunta desde el otro lado del vagón más o menos "¿bajás?", sinónimo de "correte que quiero salir"... el problema es que, querido amigo mío, hasta que el tren no frene en la respectiva estación, ¡es imposible que me desplace siquiera un milimetro hacia cualquier dirección! ¿¿¡¿¡No es obvio?!?!?
Por supuesto que también está la situación inversa... el subte vacío de las dos de la tarde, y el inteligente que pudiendo elegir asiento, porción del pasillo y lo que se le cante, va y se para JUSTO EN EL MEDIO DE LA PUERTA! Y vos estás llegando a la estación, te dirigís a la puerta, el tren frena, la puerta se abre y... el señor mente iluminada no se corre hasta que le pedís "permiso, por favor".
Seguramente me estoy quedando corta en el tedioso camino de regreso a casa, acepto adiciones de la tortura diaria. Y fuerza compañeros, vamos que se puede, resistiremos, triunfaremos y seremos millones!
20.11.11
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